Nadie puede «matar» a un cristiano.

«Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.  Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?» Juan 11:25,26

Actualmente, nadie puede «matar» a un cristiano. Esta bien decir que la muerte no es el fin de la existencia sino la entrada a la existencia misma de lo que siempre ha existido: La Eternidad. Los Cristianos han sido sellados con la vida de Dios mismo por su Espíritu. Todo lo que un asesino hace no es mas que ascender a aquellos que confían en Jesús a una realidad eterna lejos de esta vida fútil y llena de dolor. Luego, en el Reino venidero, nos alegraremos por siempre (si, siempre!) y disfrutaremos de una tierra donde «El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey» (Isaías 65:25), y «y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.» (Apocalipsis 21:4).

Como dijo Justino el Mártir: «Podrán quitarnos la vida pero no podrán hacernos ningún daño.» Que gozo tan grande habrá sentido Esteban, el primer mártir, cuando vio al Señor a la diestra del Padre y poder decir : «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» (Hechos 7:59)

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